miércoles, 31 de diciembre de 2014

"Una revolución sutil"

CULTURA    Somos la gente que estábamos esperando

Un pasaje hacia la literatura espiritual


DIARIO HOY – LA  PLATA    MIERCOLES 08 NOV 2006 

“No se trata de salvar a la humanidad, sino de diseñar una faja de futuro que tenga que ver con el alma”

“Hay una revolución sutil que se puede detectar en Internet a través de distintos blogs”, dijo Grinberg

El escritor y traductor Miguel Grinberg presentó una obra que encierra una concepción diferente a la que enarbolaron los hippies, en los años 60

El libro Somos la gente que estábamos esperando, de Miguel Grinberg, se inscribe en la línea de literatura espiritual tradicional, y busca la confluencia entre lo espiritual y el materialismo ecologista.


Editor y traductor de Gandhi y el Dalai Lama entre otros pensadores, Grinberg lleva escritos, publicados y traducidos mas de veinte libros que recuperan un ideario muy disímil al “materialismo occidental”.
“La literatura espiritual vive un boom que responde a una necesidad interna de la gente”, dice y aclara: “Muchas veces lo espiritual produce rechazo porque se lo ve como algo clerical y no es así. Subyace en todas las religiones pero no es asumido institucionalmente por ninguna”, dijo Grinberg.
Para el autor, en Oriente se ha priorizado esa lectura de la realidad como lo muestra “el hinduismo, el budismo y todas las variaciones que encontramos de estas corrientes tradicionales de Japón y China que rescatan lo que en Occidente consideran sobrenatural”.

“En Occidente después del divorcio de la ciencia y la religión hace más de tres siglos, el pensamiento espiritual se convirtió en descartable por la sencilla razón que no podía ser cuantificado a nivel de mercado. Lo único que se le ha pedido a la gente en los últimos cien años es que sea contribuyente o consumidora, cuando el ser humano tiene una sensibilidad trascendente que va más allá”, sostuvo.
Según el autor, el auge silencioso de una literatura con el acento puesto en lo espiritual, “se puede observar en las traducciones crecientes de bibliografía oriental y no por un efecto de marketing, sino porque la gente está tratando de discernir qué es lo que hace acá, cuál es su misión”.
La necesidad de un cambio -a juicio de Grinberg- tiene que ver además con la supervivencia de nuestra especie, “porque no hay suficiente planeta para desarrollar la economía en los términos planteados por el desarrollo occidental”. Con este libro, recién publicado por Kier, el autor trata de construir un puente a partir de su experiencia en el activismo verde y en la práctica de la técnica tibetana de meditación.
“He comprobado que en el área espiritual se ha insistido en la búsqueda trascendental sin prestar atención al mundo concreto. Y el activismo ha visto en el camino a lo espiritual, todo el tema clerical. Ahora hay un entroncamiento entre ambas tendencias y a diferencia del pasado no está la búsqueda de notoriedad. Es una revolución sutil”, apuntó Grinberg.


“Una revolución que como especifico en el libro -precisó- se desarrolla a través de las eco aldeas, los movimientos de agricultura orgánica, los movimientos de tecnologías apropiadas, que se dan en todo el mundo, aunque de una forma inadvertida”.
A diferencia de la revolución de los 60 de los hippies, “se trata de no hacer olas, de priorizar el sí y no preocuparse por el no. Algo distinto a los movimientos contestatarios, cuando se apelaba a la moral del sistema. Luego de comprobarse que no hay moral, cada cual siembra lo que considera en lo personal. Hace su tarea sin detenerse a cuestionar al prójimo que no la hace”, concluyó. 



lunes, 22 de diciembre de 2014

El precio de los alimentos se disparará


Comemos veneno: El cáncer, la infertilidad y la diabetes son por la comida

Anncol

“El aumento de enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes y el cáncer está directamente relacionado con los alimentos que comemos. Las hormonas sintéticas presentes en los fertilizantes y pesticidas que entran en contacto con la comida son muy peligrosas para la salud y no suelen detectarse en los análisis toxicológicos, por lo que se invalida el principio de que la ‘dosis hace el veneno’”. 

Con esta advertencia a modo de carta de presentación, la galardonada documentalista y periodista Marie-Monique Robin nos introduce en el mundo de la agroindustria, su campo de investigación desde hace más de una década, y sobre el que versa su último ensayo: Las cosechas del futuro. Cómo la agroecología puede alimentar al mundo (Península). 

Una obra fruto del análisis comparativo de diversos sistemas de producción alimentaria que, en sintonía con otras anteriores como Nuestro veneno cotidiano y El mundo según Monsanto, cuestiona el mito de que la bajada del precio de los alimentos o de que el fin del hambre en el mundo solo son posibles mediante la producción industrial de alimentos. La principal novedad que aporta la autora gala con este último libro es que existe una alternativa demostrable, “más sobresaliente de lo que creía antes de iniciar la investigación”, y que se llama agroecología. 

La transición de la agroindustria a la agroecología todavía es posible, explica Robin, pero aun existiendo la voluntad política necesaria para propiciar los cambios legislativos que la permitan, “llevará muchos años descontaminar las tierras y las aguas subterráneas hasta poder producir alimentos sanos”. Es por ello que urge, en primer lugar, limitar el uso de pesticidas y transgénicos. “España es el país más permisivo de la UE con el cultivo de Organismos Genéticamente Modificados (OGM) y la comercialización de otras sustancias tóxicas, como el bisfenol A que en otros lugares como Francia está prohibido”. 

Una permisividad, alerta la autora gala, con unas consecuencias más que visibles: “Las parejas españolas son las que más problemas tienen de infertilidad en toda Europa, al afectar a una de cada cuatro”. Al mismo tiempo, los cánceres de cerebro y la leucemia están creciendo a un ritmo anual del uno al tres por ciento entre los niños, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ponen también de relieve el auge del origen fetal de las enfermedades en la edad adulta (presuntamente por el tipo de alimentación de la gestante). “La propia Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ya se está dando cuenta de estas consecuencias y reconociendo las deficiencias del principio toxicológico de que 'la dosis hace el veneno’ debido a las indetectables hormonas sintéticas, como demuestra la mayoría de literatura científica sobre esta cuestión”, apunta Robin. 

El cenit del petróleo lo será también de la comida barata 

Tradicionalmente se ha relacionado el bajo coste de los alimentos con los monocultivos, el uso de pesticidas y fertilizantes para reducir las plagas, así como otras técnicas modernas de producción a gran escala. Sin embargo, Robin afirma que “los precios de los alimentos que compramos en el supermercado son completamente falsos porque no incluyen los costes directos ni los indirectos”. 

Los gastos derivados del tratamiento de las aguas contaminadas, del pago de las tasas por los gases de efecto invernadero, de las subvenciones (para el gasóleo, para exportar o directamente de la Política Agraria Común de la UE), así como de los sistemas públicos de salud, por el aumento de enfermos crónicos, son algunos de los costes asociados a la agroindustria que no se incluyen el precio de origen. “Si sumamos todos estos costes a los productos en origen, su precio subiría y serían más caros que los ecológicos”. Además, añade Robin, más de la mitad del precio está engordado por los intermediarios y finalistas. 

Una realidad de la que no estamos muy lejos, según la autora gala, para quien antes o después tendrá que dispararse el precio de la comida, ya sea por el fin de las subvenciones (como se prevé con la PAC), por la creciente especulación bursátil con las materias primas en los mercados de futuro, o por el no menos inminente encarecimiento de los combustibles fósiles como el petróleo y el gas, debido a su cenit. 

Los productos químicos utilizados en la agroindustria se elaboran a partir de petróleo y gas, por lo que un aumento en el precio de estos recursos, junto a la escasez de agua, pondría a la agroindustria en la encrucijada. “Esta es la gran debilidad de las industrias alimentarias. Se sustentan sobre un modelo que depende de los combustibles fósiles, y está claro que el precio de éstos será cada vez mayor, por lo que el de los alimentos será parejo. No tiene sentido que la alimentación en el mundo dependa de la producción de petróleo en una región tan convulsa como es Oriente Medio”, lamenta Robin. 

Alimentos saludables en un mundo sostenible 

Las perniciosas consecuencias para la salud y el medio ambiente de la agricultura industrial, así como la crónica de una muerte anunciada que Robin comenzó a describir antes incluso de que se produjesen las primeras crisis alimentarias en Latinoamérica (relacionadas con los biocarburantes) han llevado a la francesa a recorrerse el mundo en busca de alternativas ecológicas. Después de estudiar diferentes técnicas agroecológicas pudo comprobar que su rendimiento puede ser mayor que con técnicas propias de la agroindustria. 

“Muchas veces, cuando hablamos de agroecología pensamos que se trata de volver a las técnicas empleadas por nuestros abuelos. No es así, se trata de prácticas mucho más complejas que dependerán de la zona geográfica donde se desarrollen, del tipo de cultivo o del tipo de tierra”, explica la autora. Sin embargo, Robin sí pudo comprobar que todos ellos coincidían en un principio básico: la complementariedad. “Se trata de un principio común mediante el que se busca complementar la biodiversidad del medio, mediante rotación de cultivos o interfiriendo en los ciclos biológicos de los insectos, para prevenir plagas y aumentar la producción”. 

La demanda de productos ecológicos por parte de los consumidores ha aumentado proporcionalmente al deterioro de la cadena alimentaria, “pero la oferta todavía no llega para abastecerlos a todos”, apunta Robin. Para hacerla extensiva a todo el mundo no llega con la concienciación del consumidor, que al fin y al cabo es el que más poder detenta con sus decisiones de compra, sino que se necesitan medidas políticas concretas. 

Entre las propuestas más urgentes para facilitar el cambio, la periodista cita “la prohibición de la especulación con alimentos, el fomento de la soberanía alimentaria mediante una férrea protección de los mercados y agricultores locales, y el acortamiento de las cadenas de distribución buscando conexiones directas entre consumidores y productores”. Solo mediante la eliminación de los intermediarios y finalistas, explica la francesa, el precio de los alimentos orgánicos se reduciría hasta en un 90%. 

Las bases para posibilitar un cambio de modelo están puestas “desde hace muchos años”, pero de no iniciarse una pronta transición, advierte Robin, “no podremos anticiparnos a las crisis alimentarias que resurgirán en cualquier momento”. 


* Marie-Monique Robin,   autora de 'Las cosechas del futuro' (Península).



sábado, 20 de diciembre de 2014

4 cartas de Thomas Merton


Cuatro cartas de Thomas Merton sobre América Latina
Thomas Merton
Por alguna extraña vía, Latinoamérica tiene mucho que ver con mi vocación…
Merton
A Pablo Antonio Cuadra
13 de junio de 1959

Estamos ambos muy aliviados de escuchar que se encuentra a salvo en Costa Rica. Las noticias sobre la revolución han llegado hasta nosotros, pero la información que obtuve no era favorable: se trata mayormente de un anuncio propagandístico del Gobierno de Somoza, sobre que las guerrillas habían sido erradicadas a gran escala. Espero que no sea cierto. También espero que Estados Unidos no intervenga en apoyo de la tiranía de Somoza. ¿Hay algo que yo pueda hacer? ¿Puedo escribirle a la OEA?
Por cierto, el hermano Lawrence y yo estaremos orando vehementemente, y ya encomendé las intensiones de la revolución al grupo de los novicios. Todos rezamos con vehemencia por usted. Me alegra que no lo hayan arrestado.
Escuché las primeras noticias de la guerra de liberación cuando fui visitado por J. Laughlin, el editor de New Directions. Sucedió que estábamos fuera del monasterio y lo vi en el periódico. Naturalmente, hablamos sobre su trabajo. Él todavía planea el anuario de New Directions para este año e intenta incluir algunos de sus poemas. El libro de poemas no aparecerá hasta el año que viene, pues todavía no completó su plan para la nueva serie de la cual formará parte. De modo que con todo esto, usted deberá tener paciencia. New Directions trabaja con gran lentitud, ya que casi todo es hecho por el propio Laughlin, y él está ocupado con muchas otras cosas además de su propia empresa. Sus poemas le gustan mucho y espera que le mande una copia del libro. Le mostré la que me envió y coincide en que es muy atractiva. Le atrajo el efecto de los dibujos que se utilizaron, y creo que se animará a usar alguno de ellos para su edición.
Y ahora, Pablo Antonio, hay mucho para rezar. Las tiranías y las compulsiones bajo las cuales vivimos en estos días son una afrenta moral para el hombre, la imagen de Dios. Y se está volviendo cada vez más claro que nuestra obligación moral fundamental es resistir la complicidad y la sumisión a cualquier poder abusivo, ya sea físico, moral o espiritual. Y esto es complicado y peligroso a la vez. Se cometerán errores, y la violencia resulta difícil de refrenar. A la vez resulta necesario enfrentar la fuerza con la fuerza, y entonces solo cabe esperar que la violencia resultante no traspase los límites razonables. En los grandes problemas internacionales del mundo, esta esperanza ya no existe con claridad. En situaciones locales tales cosas son todavía posibles. Que la libertad y la justicia lleguen a Nicaragua, y a todos los estados latinoamericanos. Y que exista una mayor comprensión en todos los ángulos de nuestro continente. Lamento que Estados Unidos asuma una visión de todo con tanta miopía e intereses materiales. Vivimos en tiempos muy malos, y nuestra vocación para redimirlos es algo que casi está fuera de alcance. Nada podemos hacer sin el poder oculto de Dios, y en nuestra época más que en cualquier otra, Dios parece ausente. En esta aparente “ausencia” de Dios debemos seguir adelante con fe, en el peligroso ejercicio de nuestra libertad.
Ahora debo finalizar con celeridad. El Hermano Lawrence le escribirá de inmediato. Rece por mí. Tengo que tomar decisiones muy difíciles. Dios lo bendiga. Por favor envíenos noticias pronto. Espero que sean buenas noticias. Mándenos lo que pueda.
P.D. ¿Podría mandarme información sobre las Islas Com, pertenecientes a Nicaragua?


Clayton Eshleman
Junio de 1963
Lleva tiempo escribir una carta como la tuya, entre las otras cartas de escritores, y de locos, los lastimados, los ricos con propuestas, y los fanáticos con acusaciones.
Traduje solo media docena de poemas de (César) Vallejo (creo que todos eran de Poemas humanos) y cuatro estarán en mi nuevo libro (Emblemas de una estación de furia) este otoño, de modo que no estoy exactamente hurgando y haciendo algo. Me alegra saber que tú sí. Pienso que todos los poetas de Estados Unidos podrían traducir a Vallejo y no comenzar a captarlo siquiera.
…Esto se debe, creo yo, a que es el más universal, católico en tal sentido (el único sentido real), poeta de estos tiempos, el único poeta desde (¿quién?, ¿Dante?) que se asemeja a Dante. Quizá Leopardi, de quien no leí mucho, y por supuesto Quasimodo tiene algo de eso también.
Lo que quiero decir es que Vallejo es totalmente humano, opuesto a nuestros poetas zombis y a nuestras muchachitas poetas y nuestros incontinentes. Nunca pensé realmente en todo lo que se debe  comenzar a decir sobre Vallejo, pero él es formidable y extraordinario, un fenómeno enorme, mucho más magnífico (en el sentido clásico) que Neruda, precisamente porque él es en todo más pobre. No importa lo que hagas con Vallejo, nunca podrán incorporarlo a la estructura de nadie (Neruda se ajustó fácilmente sin causar el más leve problema).
Por lo tanto, pienso que una traducción de Vallejo no es solo un lindo e interesante albur sino un proyecto de grande y urgente importancia para la raza humana.
Sin embargo, me gustaría ver tus traducciones de Neruda.
En términos de volumen, no he leído todo o siquiera la mayoría de la refinada poesía latinoamericana. Hay demasiado. No creo que ninguno de los que conozco se aproxime a la estatura de Vallejo, pero son admirables en sentidos menos profundos. Nadie podría ser tan directo, e ir tan fondo a corazón de ello, y nunca parar de hacerlo. Pero los latinoamericanos son mejores, como un todo, que los norteamericanos. A Cid Corman no lo conozco. Muchos de los otros, incluso los más sinceros, dan incluso la impresión de estar posando, especialmente en su sinceridad. Ellos simplemente no tienen nada que decir y cuando están indignados uno siente su indignación (en un buen sentido por supuesto) no consiste en más que una justa indignación con ellos mismos y con el hecho de que no son apreciados por todos, todavía.
Vallejo es un gran poeta escatológico, con un profundo sentido del final (y de los nuevos comienzos a los cuales no se refiere). Todos los demás están corriendo alrededor, detonando petardos y proclamando que se trata de un feriado nacional, de una emergencia o alguna cosa. Apenas se arrellanan en una tina de palabras tontas.
A (Hoffman Reynolds) Hays no lo conozco, tampoco vi N(ew) D(irections) 15 con el ensayo “La pasión de César Vallejo”, y no estoy siguiendo lo que se publica, no estoy bien informado, tú me entiendes.
En cuanto a mí, no voy a traducir algún libro entero de V. pero puede ser que algún día haga una antología de poetas L. americanos que más me gustan, y eso significaría mucho de él. Pero no creo que se superpongan las varias traducciones de un hombre así, especialmente de los Poemas humanos. Podría trabajar más sobre Los heraldos negros porque allí me gusta la manifiesta cualidad inca.
Envíame algo tuyo: no te conozco, aunque tu nombre me es familiar. Raras veces leo revistas, incluso cuando las recibo. Probablemente estuve en algo contigo sin saberlo.
(Traducción de José Coronel Urtecho)


A Stefan Baciu *
21 de mayo de 1965
Trataré de responder a su carta antes de que el asunto deje de estar en mi mente. Si lo dejo pasar, probablemente nunca consiga retomarlo. Entretanto, trataré de encontrar material y cuando lo tenga a mano se lo enviaré, con la esperanza de que llegue a Hawai antes de su partida.
Ante todo me gustaría decirle lo que ya dije a otros: que hoy me siento más en sintonía con los poetas latinoamericanos que con los de Norteamérica. Siento que aunque escribo en inglés, mi idioma (idioma poético al fin) es mucho más el de Latinoamérica que el de Estados Unidos. Para comenzar,  siento que los poetas académicos de EE.UU. están simplemente atrapados por un impasse muy estéril donde nada hacen salvo gastar bromas esotéricas con el lenguaje. Por supuesto que admiro a Robert Lowell como un poeta genuino, pero es una excepción, y muy notable. En cuanto a los beat estadounidenses, siento más simpatía hacia ellos pero no les respondo plenamente. En cambio, me parece que los poetas latinoamericanos son más vitales, tienen algo honesto para expresar, están más sinceramente preocupados por la vida y la humanidad. En ellos queda una esperanza genuina, y cuando son amargos su amargura posee una madurez y un contenido que la hace respetable, y en todo caso es algo que tiendo a compartir de alguna manera.
Mis antecedentes son en gran medida europeos, esto tiene probablemente algo que ver con ello. Todavía leo muchísimo en francés, aunque no una gran cantidad de poesía francesa contemporánea. También, durante mis años de formación, estuve bajo el influjo de F. García Lorca y nunca me recobré. Perdura como uno de mis poetas favoritos y es alguien a quien respondo completamente.
Nicaragua: después de que Ernesto (Cardenal) pasó dos años aquí en Getsemaní, entré en una íntima vinculación con los poetas nicaragüenses, en especial (aparte de Cardenal), Pablo Antonio Cuadra, José Coronel Urtecho, y en menor medida Ernesto Mejía Sánchez. Por su puesto, tengo una gran admiración por Alfonso Cortés, alguno de cuyos poemas traduje.
Ecuador: admiración por Jorge Carrera Andrade, a quien traduje (algunos poemas) y con quien mantengo correspondencia. Hay en él una cualidad franciscana y una simplicidad luminosa que me atraen mucho.
Chile: traduje algunos poemas de Nicanor Parra. Admiro su ironía y simpatizo plenamente con la protesta que ella implica. Por supuesto, me gusta mucho el Neruda de los comienzos.
Perú: Traduje algunos poemas del gran (César) Vallejo a quien considero la voz más importante de la poesía americana del siglo XX, de hecho probablemente el más importante poeta del siglo en cualquier idioma.
Argentina: He tenido algún contacto con Victoria Ocampo, por supuesto en relación con artículos míos publicados en Sur. Escribí una nota como aporte para el libro Testimonios sobre Victoria Ocampo.  Fue reproducido en mi libro Semillas de destrucción. (¿Lo tiene?) También he estado en contacto con un grupo de jóvenes poetas de allí, principalmente con Miguel Grinberg, para quien escribí Mensaje a los poetas, que fue leído durante un encuentro de poetas latinoamericanos realizado en México, febrero de 1964.
México: Gran admiración por Octavio Paz, naturalmente. Publiqué poemas y dibujos en El Corno Emplumado.
Uruguay: en un contexto diferente, establecí una calida amistad con Esther de Cáceres, amiga íntima de Gabriela Mistral, y a través de ella descubrí a una poeta muy hermosa, poco conocida, profundamente espiritual, Susana Soca. Quise traducir algunas cosas suyas pero no he tenido tiempo.
Brasil: Conocí y establecí gran amistad con Alceu Amoroso Lima, una carta a él fue reproducida en Semillas de destrucción. Quise traducir algo de Jorge de Lima, pero todavía no tuve tiempo. Traduje un par de poemas de Carlos Drummond de Andrade. De los portugueses, hace poco traduje algunos poemas de Fernando Pessoa. 
Tras fuentes en las que me refería a América Latina y a la poesía latinoamericana, la “Carta a Pablo Antonio Cuadra sobre gigantes” (¿la tiene?, está en Emblemas para una estación de furia) y hace poco un artículo para Sewanee Review (lo enviaré).
El prefacio de mis Obras Completas en Buenos Aires tiene también referencias a América Latina.
Podría finalizar diciendo que me hizo muy feliz la edición de mis poemas en México, traducidos por Ernesto Cardenal e ilustrados por Armando Morales, una colaboración muy gratificante.
Espero no haber olvidado aquí nada importante. Trataré de juntar el material todavía disponible para enviárselo.
¿Le conté que estuve leyendo a Vintila Horia? Un escritor excelente.
Le deseo éxito en su gira de conferencias y espero recibir sus noticias. Pero en verdad me estoy retirando gradualmente a una forma de vida más oscura y esto significará una reducción de mi obra escrita y de contacto, aunque por supuesto no los esenciales.

* Profesor de literatura en la Universidad de Hawai



A Ernesto Cardenal  
11 de marzo de 1967
Ya pasó algún tiempo desde que recibí tu carta. Tuve que ir al hospital, otra vez, en esta oportunidad para una cirugía menor, pero al regresar no consigo encontrar tu carta para responderla en detalle. Pero recuerdo su contenido y estoy perturbado. La noticia que envías no es buena; pero las noticias hoy son malas en todas partes cuando las cosas están en crisis en todos lados, la violencia amenaza por doquier. 
Básicamente, hoy nuestro primer deber es hacia la verdad humana en su realidad existencial, y tarde o temprano esto nos pone en confrontación con el sistema y el poder que procuran avasallar la verdad en beneficio de intereses particulares, tal vez racionalizados como ideales. Tarde o temprano este deber humano se presenta en la forma de una crisis que no puede evadirse. En tiempos así resulta muy bueno, casi esencial, tener al lado de uno con determinación similar, y uno puede entonces ser guiado por la inspiración común y una comunión en la verdad. Aquí puede encontrarse una verdadera fortaleza. Un testimonio completamente aislado es mucho más difícil y peligroso. A la larga eso también podría volverse necesario. Pero, en todo caso, sabemos que nuestra única fortaleza está en el Señor y en su Espíritu, y que la fe debe hacernos depender enteramente de su voluntad y providencia. Uno debe estar auténticamente desapegado y libre a fin de no ser refrenado e impedido por cualquier cosa secundaria o irrelevante. Lo cual es otra manera de decir que la pobreza además es nuestra fortaleza.
El café llegó y es muy apreciado. Desafortunadamente la carta que lo acompañaba se perdió. Me gustaría tener la dirección de la firma y de la gente que lo envió, así puedo agradecerles personalmente.
Todo anda bastante bien aquí, aunque tengo muchas dificultades menores en todos los flancos. Pero eso no importa. Puede ser que resulte imposible enviar textos mimeografiados dado que prácticamente no logro obtener un secretario que me ayude aquí. Traduje un poema de (Rafael) Alberti sobre Roma [Nocturno romano] (enviaré una copia) y el pequeño monje pío que me lo mecanografió dijo que era inmoral, y demostró gran renuencia a ayudarme en otras tareas. Todo esto es entretenido. Tal vez escriba un libro sobre Camus, y apreciaría oraciones de ayuda  para este emprendimiento. Espero que hayas recibido los artículos sobre él que envié.
Estemos unidos en la oración y la confianza. Veo cada vez más que no hay esperanza sino en Dios. Todo lo demás falla completamente.


jueves, 18 de diciembre de 2014

Ecología de la libertad



Escribe Miguel Grinberg

Hace 32 años se publicaba en Estados Unidos una obra fundamental del pensamiento ecologista del siglo XX. Su título: Ecología de la libertad (subtitulado “Surgimiento y disolución de la Jerarquía”). Su autor: el sociólogo estadounidense Murray Bookchin (1921-2006), hoy reconocido y ponderado como padre de la Ecología Social. Lamentablemente su vasta obra pedagógica ha circulado escasamente en nuestro idioma.

Ideológicamente, se lo ha situado en las filas del ecoanarquismo, y este estudio fundacional surgió como una síntesis de teoría política, ecología y antropología, enfatizando la contradicción que existe en la cultura humana entre la libertad y la imposición, tanto entre los seres humanos, como desde la humanidad hacia la naturaleza. El autor resaltaba que en la naturaleza prevalecen la cooperación, la simbiosis y los comportamientos emergentes (procesos que denominaba “redes de alimentación” y “círculos de interdependencia”). Y como alternativa al capitalismo imperante proponía un desarrollo comunalista, basado en las tecnologías apropiadas y la ecología solidaria. Bajo un lema de Municipalismo Libertario.

DOMINACIÓN

Basándose en este libro singular, el sociólogo uruguayo Eduardo Gudynas señala que Bookchin plantea que tanto la problemática de la libertad y la igualdad no pueden ser abordada en una sola dimensión  (sea la social o la ambiental) sino que es indispensable un abordaje transversal. De la misma manera, remarca que la crisis ambiental (hasta podría incluirse el cambio climático) obedece a causas más profundas que también explican las formas de dominación entre los humanos.

En un artículo célebre titulado “El concepto de ecología social” Bookchin sostenía que “Hemos comenzado una época que ya no se caracteriza por la estabilidad institucional, sino por la decadencia de las instituciones. Una creciente alienación se extiende sobre las formas, las aspiraciones, las demandas y todas las instituciones del orden establecido. La más exuberante y dramática evidencia de esta alienación se dio en los años 60, cuando la ‘revuelta juvenil’ estalló en lo que intentó ser una contracultura o cultura paralela. Ese período se caracterizó por algo más que la protesta y el nihilismo adolescente. Casi intuitivamente, nuevos valores de sensibilidad, nuevos estilos de vida comunal, cambios en la vestimenta, el lenguaje y música, todos ellos sustentados por la ola de un profundo sentimiento de inminente cambio social, impregnaron a una considerable fracción de toda una generación. Aún no sabemos en qué sentido esa ola comenzó a decaer: si como un retroceso histórico o como una transformación en un proyecto serio de desarrollo personal y social.”

IRREVERSIBLE

Bookchin percibía que los símbolos de aquel movimiento contestatario se habían convertido en artefactos de una nueva industria cultural, pero sostenía que ello no alteraba los efectos profundos de tal movimiento en el subconsciente colectivo. Vaticinó entonces: “La sociedad occidental no volverá jamás a ser la misma, más allá de los profesores académicos despectivos y sus críticas de narcisismo.”

Según el inspirado pensador, lo que le otorgaba significación a aquel incesante movimiento de desinstitucionalización e ilegitimación es que había hallado una sólida adhesión en un amplio estrato de la sociedad occidental. La alienación alcanzaba no sólo a los pobres sino también a los relativamente acomodados; no sólo a los jóvenes sino a sus mayores también; no sólo a los visiblemente explotados sino a los aparentemente privilegiados. Y auguraba: “El orden dominante ha comenzado a perder la lealtad de ciertos estratos sociales que tradicionalmente le brindaban su apoyo y sobre los cuales ese orden se apoyó firmemente en épocas previas.”

Entonces añadía proféticamente que años atrás, durante los alzamientos de mayo y junio de 1968, los estudiantes franceses habían expresado magníficamente ese agudo contraste de opciones en su slogan: “Seamos realistas, hagamos lo imposible”. A esta demanda, agregaba, la generación que se confrontará con el próximo siglo tendrá que agregarle este mandato más solemne: “Si no hacemos lo imposible deberemos afrontar lo inconcebible”.