lunes, 17 de noviembre de 2014

Nuestro espacio sagrado


Un despertar sin precedentes se está produciendo en el seno de la humanidad. Algunos seres humanos lo captan espontáneamente y sus vidas cambian de inmediato. Otros lo viven como una especie de “malestar” cotidiano que no logran desentrañar. Las variables son múltiples.
En tiempos antiguos, las grandes transformaciones espirituales ocurridas en el seno de nuestra especie se asociaban a ceremonias mágicas o sobrenaturales. Apenas unos pocos “elegidos” lograban discernir el fondo y la forma de las modificaciones que se producían, en tanto la multitud seguía prestando atención a los rituales obsoletos del mundo que se desintegraba a su alrededor.
VISIONES

Lo “sagrado” y lo “divino” se encasillaba dentro del marco religioso, sujeto a la interpretación y el designio de una casta sacerdotal privilegiada que monopolizaba los significados trascendentes de todo lo que se iba modificando en el campo de la percepción individual. Casi nada de esos conocimientos se transfería a la sociedad como un todo, pues eso habría alterado las relaciones del poder político en el plano temporal.

Hoy, la “visión divina” actúa como Ojo del Universo y es una especie de cámara estelar equivalente a un portal sagrado que conduce a un estado de consciencia que ilumina la dimensión antropocósmica como nunca antes en el pasado. En esa situación, el meditador dinamiza el accionar del Tercer Ojo como receptor de luz y energía de fuentes primordiales activas en el universo. Libre de los condicionamientos del mundo “profano” mediante recursos meditativos, nuestra glándula pineal –ubicada en el centro de nuestro cerebro– regula la acción de la luz sobre nuestro cuerpo: su estimulación “ilumina” los potenciales naturales de nuestro ser real. Es clave para el discernimiento, la intuición y la consciencia cósmica. Es patrimonio irrenunciable de los visionarios.
Hay una diferencia crucial entre religión y espiritualidad. La primera es una forma institucionalizada de culto, una organización que sostiene valores consagrados y una doctrina irrefutable. La segunda es una energía autónoma, ilimitada, que no tiene propietarios. El geoteólogo Thomas Berry afirma que todo ser humano posee dos dimensiones: la universal y la individual, el Gran Ser y el pequeño ser. Destaca que por eso nos exaltamos cuando estamos en medio de los árboles, escuchamos himnos sagrados, vemos los colores de las flores o del cielo al atardecer, o cuando observamos el fluir de un río. La fuente de inspiración es un encuentro con el Gran Ser, la dimensión donde experimentamos la realización. O sea, la consumación de haber nacido para ser y estar en el universo. Sin ella somos entes incompletos.
ALABANZA

No constituye una percepción exclusiva de los pueblos indígenas: dentro de nuestras tradiciones también existe la convicción de que nos resulta imposible sobrevivir aislados del Gran Ser. Por eso, nuestra tarea como humanos es “volvernos parte del gran himno de alabanza que es la existencia. Esto es llamado pensamiento cosmológico. Cuando se participa del misterio sagrado, en ese momento se sabe qué significa ser plenamente humano.”
Sobre el autor
Miguel Grinberg
mundogrinberg.blogspot.com

El cambio climático y su impacto en el bienestar de las poblaciones



http://www.vnavarro.org


Uno de los fenómenos que definirá con mayor intensidad el siglo XXI será el impacto que los cambios irreversibles del clima tendrán en el bienestar de las poblaciones (y muy en particular de las poblaciones urbanas). Frente a esta realidad es urgente subrayar que:

1. Tales cambios no son solo amenazantes para el futuro, sino que los estamos sufriendo ya ahora mismo, afectándonos no solo a medio y largo plazo, sino en este momento.

2. Es obvio que las sociedades, tanto las más desarrolladas económicamente como las menos desarrolladas, no están preparadas para responder a dicha amenaza.

3. Tales cambios climáticos exigirán (y ya están exigiendo) transformaciones muy sustanciales en nuestras sociedades, que significarán cambios en la manera como están organizadas y gobernadas. Dichas modificaciones significarán una reflexión colectiva sobre el tipo de sociedad en el que deseamos vivir. Ello implicará una lucha de intereses que se asemejará y multiplicará las luchas generadas para resolver las crisis económicas y financieras actuales.

4. El sistema económico vigente en la mayoría de países desarrollados y en vías de desarrollo, caracterizado por el sistema de propiedad privada de los mayores medios de producción, distribución y financiación está dificultando la respuesta necesaria para responder a la amenaza que representa el cambio climático, requiriéndose un cambio sustancial en las relaciones de poder derivadas de este sistema económico y de su gobernanza económica y política. Para prevenir la agudización del problema, así como para alcanzar la ¬¬reducción del daño, y conseguir su adaptación a los cambios climáticos, se requerirá una democratización de dicha gobernanza, con cambios en los tipos de producción, consumo y distribución.

5. Estos cambios exigirán una transformación también en los partidos políticos y movimientos sociales –como los sindicatos- comprometidos con el bienestar de las clases populares, que serán los grupos sociales probablemente más afectados negativamente por estos cambios climáticos irreversibles.

6. Las áreas de mayor conflicto serán las que se centren en los cambios en los sistemas de producción, consumo y distribución de recursos. La enorme concentración de recursos (incluido de capital y de renta) en manos privadas es incompatible con el proyecto reformador de protección de las clases populares frente a los daños climáticos.

7. Tales cambios no significan necesariamente una disminución de la actividad económica, sino un cambio sustancial de dicha actividad, con una considerable redistribución del tiempo de trabajo y un cambio de los tipos de producción y consumo.

8. En el mundo hay un enorme déficit de actividades que se requieren para desarrollar el enorme potencial de los seres humanos, actividades que pueden o no ser remuneradas. No puede aceptarse el principio de que deben dejarse, sin cubrir, las necesidades de desarrollo humano a fin a proteger a las poblaciones de los cambios climáticos. La creatividad humana ha mostrado históricamente que puede desarrollar una compatibilidad entre recursos y necesidades humanas, sin afectar negativamente al clima.

9. No se puede aceptar que algunas poblaciones y algunos trabajadores tengan que llevar la carga de prevenir el deterioro climático mediante marginación o desempleo. Los cambios necesarios tienen que ir juntos, y decidirse democráticamente. En realidad, la corrección del cambio climático y la preparación de las sociedades frente a esta amenaza requerirán una gran cantidad de empleo y actividad económica, incluso después de la necesaria distribución del tiempo de trabajo y del tipo de trabajo.

10. El establecimiento de una sociedad sostenible significa una expansión de actividades económicas existentes, como más y mejor transporte público, el rediseño y mantenimiento de formas de energías renovables (habidas y por haber), el mantenimiento y rediseño de las viviendas, la creación de nuevas formas de utilización de energías no contaminantes, la reducción del CO2 y otros productos contaminantes, el rediseño de los puestos de trabajo para que sean menos estresantes y más satisfactorios, y otras actividades.

11. Todas las formas de regulación de los cambios para reducir el cambio climático que se han basado en el mercado han fracasado estrepitosamente. La prevención de la contaminación a base de la compra y venta de los derechos de contaminación ha sido un enorme desastre (y no hay otra manera de definirlo). Ninguno de los principales avances conseguidos en la historia reciente de la humanidad se ha basado en mecanismos mercantiles. El desarrollo de derechos políticos, sociales y laborales (con conquistas para los movimientos obreros, feministas o ecológicos) se ha conseguido históricamente como resultado de acciones políticas e intervenciones públicas.

12. Como consecuencia, se requiere que, de forma urgente e inmediata, se establezca una amplia alianza de fuerzas políticas, sociales y sindicales para alcanzar la necesaria democratización de las instituciones políticas, que abarcan desde las instituciones representativas a las de participación masiva y directa, que relacione todas las problemáticas que tienen una causa común, cuestionando un sistema económico, político y social que antepone los intereses de acumulación de la riqueza y de las rentas a la satisfacción de los derechos humanos, de los cuales la pervivencia en un mundo mejor es primordial.

(Estas notas están basadas –aunque modificadas y/o expandidas- en las notas presentadas por Asbjørn Wahl, asesor de la Norwegian Union of Municipal and General Employees, debatidas en la reunión del Left Labor Project, en la ciudad de Nueva York, 18.09.14).

domingo, 2 de noviembre de 2014

Eco-héroes: La dulce revolución de Josep Pàmies


Por Carlos Fresneda

A la vera del río Segre, en terrenos cultivados por la misma familia de payeses desde hace cuatro generaciones, lleva cociéndose desde hace ocho años una "dulce revolución". El artífice se llama Josep Pàmies, sabio de la tierra, horticultor y activista, cabecilla de una insurrección que corre por las macetas, los jardines y los balcones y que tiene como poderoso símbolo a la estevia: la planta prohibida.
    "Lo llamo la dulce revolución porque ya hemos sido testigos de muchas revoluciones violentas y hemos visto cómo acaban: con un paso atrás. Esta es una llamada a una revolución pacífica, como la que impulsó en su día Gandhi, de resistencia al sistema, de reafirmarte en lo que estás haciendo, hasta que los poderes se baten en retirada y te dejan en paz".
    Todo el saber acumulado por Josep Pàmies desde los 16 años, cuando empezó su andadura como agricultor, se ha condesado ahora en "Una dulce revolución" (Stevia editors), el libro escrito con la ayuda impagable de Miquel Figueroa, artífice de esos dos vídeos -"La comida que pisamos" y "Plantas que curan, plantas prohibidas"- que han convertido al ilustre campesino de Balaguer en un fenómeno viral en la red.
     La fama de Pàmies lleva extediéndose desde hace décadas, más allá de su radio de acción en las tierras más fértiles de Lleida. Pàmies Horticoles da nombre al negocio familiar, que sirve en bandeja un increíble surtido de minihortalizas, flores comestibles, hierbas para ensaladas y productos ecológicos (sin olvidarnos de las calabazas gigantes).
     Pero el atractivo especial del "espacio Pàmies", como lo llama nuestro común amigo Manolo Vílchez, es sin duda el jardín de plantas medicinales. Por el increíble invernadero pasan en plena temporada cientos de visitantes, intentando seguir el rastro y pegar la oreja a este payés de 65 años que se mueve en su edén de las hierbas como Tarzán por la selva...
     "Aquí tienes la kalanchoe, una planta tropical que en Suramérica la conocen como "prodigiosa" o como "yerba de bruja", y que es un antitumoral muy potente... Prueba la hoja morada de la perilla, verás como te recuerda a lo que los japoneses llaman "shiso": en un gran antialérgico. Allá ves el lepidio o "rompepiedras", así conocido como disuelve las piedras en los riñones y es un poderoso analgésico y antiinflamatorio. Y qué te voy a contar de la Artemisia Annua, una planta muy eficaz para tratar la marlaria y que ha sido apartada de la circulación por los intereses de la industria farméutica".
      Llegamos irremediablemente a la plantación de estevia, arbusto de la familia de las asteráceas que puede llegar a los noventa centímetros de altura, con hojas dentadas y lanceoladas, de un color verde intenso. Aún crece en formas silveste en la región paraguaya de Amambay. Durante 1.500 años ha sido usada como planta medicinal por los guaraníes.
     Para comprender la "dulce revolución" hay que masticar una hoja de estevia e intentar digerir sobre la marcha todas sus propiedades:antidiabética, hiptensora, cardiotónica, diurética, antioxidante, antirreumática, antibacteriana... O sea, lo más cercano a la panacea.
    Desde el 2011, la estevia fue legalizada como edulcorante dietético, pero vender su hoja para uso medicinal está prohibido. La pregunta es obvia -"¿por qué?"- pero la respuesta provoca urticaria: "Las plantas medicinales han sido apartadas y criminalizadas por las presiones de la industria. Las farmacéuticas conocen el poder de todas estas plantas,  y eso las pone nerviosas".
    "Pero si quieres que te diga la verdad, lo mejor que pueden hacer es prohibir la comericialización de la planta de estevia", agrega Pàmies con cierta sorna. "Lo prohibido despierta la curiosidad a la gente y deja en evidencia a los políticos corruptos que sólo legislan para los grandes intereses. A veces me por pensar que las prohibiciones, como pasa con la estevia o con la marihuana, están hechas para que la sociedad avance".
     Josep Pàmies no se muerde la lengua, y en su blog arremete sin rodeos contra la industria farmacéutica, a la que acusa de "cronificar la enfermedad" en vez de buscar la auténtica cura... "Las soluciones son muy fáciles pero se ocultan. Vivimos en un sistema económico basado en el miedo y en la especulación, y a los ciudadanos se les infunde el temor a que el modelo se derrumbe. Pero la gente está muy harta de tanto engaño y está buscando soluciones por su cuenta a todos los niveles. La sociedad está hirviendo...".
      Su crítica va también dirigida muy directamente contra la industria de la alimentación, y aquí aflora también su vertiente de activista en Slow Food: "Yo caí en su día en las garras de la agricultura superintensiva, aquello que llamaban la revolución verde. Todo eso fue un engaño y un fracaso. Me di cuenta del daño que hacemos a la tierra con los abonos químicos, y cómo ese daño nos lo hacemos también a nosotros. No podemos estar sanos si no velamos por la salud del planeta".
     Lo que propone la "Dulce Revolución" es algo así como autosuficiencia aplicada a la salud, siguiendo el viejo principio hipocrático: "Que tu medicina sea tu alimento y que tu alimento sea tu medicina". Y el primer paso, según Pàmies, es "la recuperación de los conocimientos populares de autocuración que nos han servido durante muchas generaciones".
      El empoderamiento a través de salud se ha convertido, según Pàmies, en el único antídoto contra el colapso de la Sanidad Pública en la era de los asuteridad. "Hay que estimular a la sociedad a la adopción de una alimentación sana, equilibrada y ecológica como la primera medida de prevención de las enfermedades", recalca el payés universal.
     Y como humilde receta, nos recomienda cinco hierbas que cualquier podría plantar en su balcón, a modo de botiquín natural: "La estevia, siempre en el centro. Y luego, el diente de león, que viene muy bien para la circulación y para regenerar el hígado. Y la ortiga, que tiene mucho hierro y depura la sangre. También la caléndula, para las infecciones y las afecciones en la piel. Y por último, el plántago o llantén, muy eficaz para combatir las afecciones pulmonares, para regenerar la flora intestinal y tratar el cáncer, las úlceras o las picaduras de los animales: los romanos las usaban en las suelas de sus sandalias, para evitar las llagas en sus largas caminatas".
     Dejamos a Josep Pàmies en su caminata interminable por ese invernadero de delicias verdes y remedios múltiples,no sin antes probar la karela o pepino amargo, ideal para el control de la diabetes y del azúcar en el sanrge. Quedamos emplazados para la próxima primavera, a cielo abierto, para tomarle la medida al vergel forestal surgido por inspiración de su hijo Pau Pàmies y del permacultor Julio Cantos, a quien ya conocimos por estos pagos. ¡Salud!

Video: La comida que pisamos - pinchar aquí